Juana I, también llamada Juana La Loca, nació en 1479 en Toledo. Segunda hija de los Reyes Católicos; la única que sobrevivió a sus padres. En 1496, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso, archiduque de Austria (hijo de Maximiliano I, emperador de Alemania, y de su esposa, María de Borgoña).
El 24 de Febrero de 1500, Juana I tuvo a su hijo Carlos en la ciudad de Gante (Bélgica); el 10 de marzo de 1503, nació su hijo Fernando en Alcalá de Henares (Madrid). Juana quería volver a Flandes con su marido, que ya se había marchado allí; mas sus padres la recluyeron en Medina del Campo (Valladolid), con el pretexto de que su salud mental empezaba a fallar; pero, al fin, accedieron a dejarla ir el 1 de marzo de 1504. Tras la muerte de su madre el 26 de noviembre de este mismo año, Juana fue reconocida reina de Castilla en las Cortes de Toro (Zamora) el 11 de enero de 1505. Su padre se encargó de la regencia de Castilla. Después tuvo lugar el breve reinado de su esposo Felipe el Hermoso. A continuación se hizo otra vez a cargo de la regencia de Castilla su padre en 1507.
Luego, el rey Enrique VII de Inglaterra pidió, a Fernando el Católico, la mano de su hija Juana; pero éste, que ya sabía que iba a tener un hijo de su segunda esposa, encerró a su hija Juana en Tordesillas (Valladolid) en febrero de 1509, y dilató las negociaciones para la boda de Juana con el rey inglés, hasta que, el 21 de abril de 1509, murió el pretendiente Enrique VII; y, el 3 de mayo de ese mismo año, nació el hijo de Germana de Foix, segunda esposa de Fernando el Católico; pero, al morir el niño a poco de nacer, se frustraron todos los proyectos de su padre: entre ellos que la corona de Aragón no llegara a unirse con Castilla; pero, al fallar sus planes por no poder tener otro descendiente para la corona de Aragón, por mucho que lo intentó, dejó, por testamento, a su hija Juana, todos sus Estados; por lo cual, al morir Fernando el Católico en 1516, Juana I llegó a concentrar bajo su poder todos los dominios de sus padres, pertenecientes a las coronas de Castilla y Aragón.
No está claro que Juana I estuviera loca; basta leer una carta de ella, fechada el 3 de mayo de 1505 en Bruselas, dirigida a Mr. De Veyre, para ver que lo único que tuvo fue ciertos accesos de celos, a causa de su esposo, que era bastante libertino, pues tenía públicos amores con una dama de la Corte. Al parecer, la locura de Juana fue un invento de Fernando el Católico, según la misma Juana, pues ella escribió: «… no falta quien diga que le plaze a causa de gobernar nuestros reynos …». Por esto, la encerró su padre y trató que no se casara con el rey inglés; porque así, según el testamento de Isabel I, Fernando el Católico podía gobernar a su antojo los reinos de la corona de Castilla durante once años más, hasta que su nieto, el príncipe Carlos, cumpliera veinte años de edad. Juana I estuvo encerrada en Tordesillas cuarenta y seis años sin salir de su palacio; por tanto, aunque al principio de su encierro no estuviera loca, no sería de extrañar que al final la hubieran vuelto loca en alguna medida.
Durante el reinado de su hijo Carlos I, el nombre de ella iba unido al de éste en los documentos públicos. Juana I murió en 1555. De su matrimonio con Felipe el Hermoso, tuvo dos hijos: Carlos y Fernando; y cuatro hijas: Isabel (casada con el rey de Dinamarca), María (que fue reina de Hungría), Leonor y Catalina (reinas de Portugal); Leonor casó, en segundas nupcias, con Francisco I de Francia.