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La Mesta

La población de los reinos de Castilla y León continuó su crecimiento vegetativo en el siglo XIII. En cuanto a las actividades económicas, el renglón esencial lo constituía la agricultura. Los principales cultivos eran los cereales y el viñedo, sin olvidar las hortalizas, los árboles frutales e incluso cultivos industriales, como el lino. Por lo demás, en el siglo XIII continuaba el proceso roturador, el aspecto más llamativo de dicha centuria fue la incorporación a los reinos cristianos de las feraces tierras de Andalucía Bética y de la huerta de Murcia, lo que supuso, por otra parte, el desarrollo de nuevos cultivos, propios de las tierras meridionales de la península Ibérica, como el olivo, el arroz y la higuera.

No obstante, el avance más espectacular se produjo en el terreno de la ganadería, en particular en lo que se refiere a la oveja, animal que proporcionaba la lana, materia prima fundamental de la industria textil. La oveja característica de las tierras de Castilla y León era la churra, a la que, posteriormente, se sumó la denominada merina. La llegada de los cristianos a la meseta sur, y en particular a los ricos pastos del valle del Guadiana, hizo posible la expansión de la transhumancia. El ganado se desplazaba a través de las cañadas, que eran caminos situados entre campos de cultivo. Las ovejas iban en el invierno a las zonas cálidas del sur, los invernaderos, y en el verano a las montañosas del norte, los agostaderos. Las principales cañadas de Castilla y León eran, en el siglo XIII, la occidental o leonesa, la central o segoviana y la oriental, también conocida como manchega o conquense. Los dueños de los rebaños celebraban reuniones denominadas mestas u oteros. Por su parte, el ganado, cuando se desplazaba, llevaba una guardia armada, la esculca o rafala. En tiempos de Alfonso X se dio un paso decisivo al constituirse el Honrado Concejo de la Mesta, institución que aglutinaba a los ganaderos de ovejas de Castilla y León. El documento más antiguo conservado a propósito de la Mesta data del año 1273, aunque parece que la institución ya existía desde algunos años antes. La Mesta, que tenía atribuciones sobre todos los ganados trashumantes de los reinos de Castilla y León, estaba dominada por los grandes dueños de rebaños, que no eran otros sino las órdenes militares, las iglesias catedrales, los grandes monasterios y la alta nobleza.

Pero también continuó en el siglo XIII el desarrollo de los núcleos urbanos y con ellos de la artesanía y del comercio. La actividad más destacada era la textil, que se localizaba en ciudades de la cuenca del Duero, como Zamora, Palencia, Soria o Segovia, pero también en ciudades ganadas al islam, tales como Toledo, Cuenca Córdoba o Murcia. La producción textil de Castilla y León era modesta, al menos si la comparamos con la excepcional producción de lana de los reinos. Otra actividad en auge eran las ferrerías del País Vasco, las cuales tenían su fundamento en las minas de hierro de Vizcaya. No es posible olvidar, por otra parte, la importancia alcanzada por la construcción de navíos.
Por lo que se refiere al comercio en el siglo XIII, es un dato significativo el hecho de que se crearan nuevas ferias, sobre todo en ciudades de la meseta sur y de Andalucía; así, en Brihuega, Alcalá de Henares, Cuenca, Cáceres, Badajoz o Sevilla.

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La mesta
Cómo citarnos
Jiménez, María y Muñoz, Antonio (2015, 14 de junio). La Mesta. Historia del España. https://historiaespana.es/edad-media/la-mesta